viernes, 31 de enero de 2014

AHORA SÍ, ¡A TEMBLAR, TELEVISA!



Ojo, mucho ojo.
Luego de tantas telenovelas insulsas
e intrascendentes, Azteca anuncia el estreno,
en su horario estelar, de ‘Avenida Brasil’, la
telenovela más costosa de todos los tiempos, la más
vendida y la más premiada. ¡Cuidado Televisa!

Avenida Brasil, una verdadera joyita ¡o joyota! Buena decisión, para ahora sí, darle la batalla en rating al Canal de las Estrellas, y en el horario estelar. La espléndida Lo Que la Vida me Robó, corre peligro y está a punto de contar con una muy digna y verdadera contrincante, por parte de Azteca Novelas, aunque se trate de una telenovela extranjera que, ¡gracias a Dios!, no es refrito, remake, “adaptación” ni nada que se le parezca. No sólo se trata de una historia original, sino ¡una super producción! la más cara en la historia de la televisión brasileña, con un costo de ¡91 millones de dólares y un total recaudado de 2 mil millones! Un gran producto, con el que, ojalá, la televisora del Ajusto (y de paso, Televisa), se ponga las pilas y la tome como ejemplo de lo que se puede hacer con verdadero ingenio (y sin tanta soberbia y pretensiones absurdas), talento y, claro, ¡mucha lana!, en vez de desperdiciarla en tantas telenovelas mediocres. Seguro, se notará la diferencia entre lo que en México se hace, con historias (en su gran mayoría) escritas y producidas al aventón, comparándolas con lo que la televisora Rede Globo, de Brasil, ha hecho y sigue haciendo, convertida en verdadera líder del género melodramático, desde hace años.

Gracias a que la próxima producción “estelar” de Azteca (Las Bravo, una historia más y con tintes similares a los de sus antecesoras), aunque programada para ser estrenada, una vez concluida la fallida Hombre Tenías Que Ser, se ha pospuesto, “alguien” ¡por fin!, con visión e inteligencia, decidió comprar y transmitir en el horario estelar de Canal 13, Avenida Brasil, con antecedentes y motivos de sobra que podrían convertirla en el gran suceso de los últimos años. Claro, si los ejecutivos de Azteca, valoran y aprovechan la gran oportunidad, promoviéndola como se debe, algo que, a unas semanas de su estreno, desgraciadamente, no han hecho. Allá ellos.

Avenida Brasil fue estrenada en 2012, en Brasil, y en tan sólo seis meses, fue vendida en ¡106 países! y, posteriormente en otros 18, dando un total de ¡124 países! Por otro lado, fue doblada en 18 idiomas (como español, inglés, ruso, griego, polaco y francés). De paso, se convirtió en la telenovela brasileña más licenciada para el exterior. Un verdadero suceso en todo el mundo, líder de rating en varios países, como Venezuela, Uruguay, Argentina, Chile, Portugal y Brasil. El éxito fue tanto que la telenovela apareció en la revista Forbes de Estados Unidos, como verdadero fenómeno de la televisión mundial y como la novela más rentable de la historia. Por otro lado, obtuvo más de 40 premios, la mayoría, como "Mejor Telenovela" y "Mejor Actriz" y, por si fuera poco, compitió en los Premios Emmy Internacional (el Oscar de televisión mundial), pero perdió, ante la telenovela, también brasileña, Lado a Lado.




lunes, 27 de enero de 2014

CUADRO DE HONOR A ROSARIO


Más que merecido (y desde hace años) el calificativo de Primera Actriz, para la señora Ana Bertha Espín, una de las más multifacéticas (tanto en cine, teatro y televisión), capaz de lograr personajes tan disímbolos, como los que le hemos visto en los últimos años, en telenovelas como Camaleones, Soy tu Dueña y, muy en especial, Rosaura, la tía metiche, trepadora, ambiciosa y hasta cómica que interpretó en La Que no Podía Amar. Sin embargo, el buen sabor de boca que nos dejó con ese personaje, ahora, en Lo Que la Vida me Robó, como la dulce, sufrida y tierna Rosario, supera todas las expectativas, que ya es mucho decir, tratándose de una actriz de su calibre que con cada interpretación, uno piensa que ya llegó a su máximo esplendor histriónico y que, en su caso, es casi imposible que supere lo que le vemos en pantalla.
Pero, afortunadamente, gracias a los roles tan diferentes que le ha tocado encarnar, nunca deja de sorprendernos, porque la señora (se nota) es de las que se apropia de cada uno de sus personajes, los borda en forma magistral, se concentra en ellos y los hace suyos, de pies a cabeza, con el corazón, con el alma. Sus expresiones, sus diálogos tan precisos y en el tono adecuado, sus miradas y gestos, su desenvolvimiento completo en cada una de sus escenas, siempre saltan a la vista, deleitan al televidente y, como ahora, hacen que su Rosario se convierta en pieza clave de la historia y, lo mejor, un ser entrañable.
Así, mientras que Lo Que la Vida me Robó, crece en intensidad y, al menos hasta ahora, no decae y mantiene atento al espectador, doña Ana Bertha Espín, aunque ya hace mucho se consagró en el género del melodrama, vuelve a repetir una hazaña más en su carrera, como una de las mejores y, por supuesto, ejemplo viviente y real de una actriz de primer nivel, orgullo de México.

viernes, 24 de enero de 2014

CON MÁS PENA QUE GLORIA



Se anuncian los “últimos capítulos”

de las dos telenovelas estelares de Azteca 13.

Dos más que se suman a la larga

lista de melodramas intrascendentes que durante

 años (quizás, con excepción de Vivir a Destiempo’),

 pasan sin dejar huella, con más pena que gloria.

¿Cuántas van? Y es que, por ejemplo, mientras que en la televisora es les niega la oportunidad a escritores (nuevos o ya conocidos) y, al igual que en Televisa, les da por comprar historias extranjeras (supuestamente, fórmulas comprobadas), ahora, para colmo, en el caso de Prohibido Amar, son dos actrices que, por muy talentosas que sean y hasta con dotes literarias, las que adaptaron la historia colombiana, muy a sus anchas y con singular alegría, de acuerdo a su criterio muy particular, logrando una telenovela gris, previsible y que nunca llegó a un solo momento de clímax. Por su parte, Hombre Tenías que Ser (remake de Hombres, otra historia colombiana que hace años, ya se habían refriteado en Azteca, con resultados desalentadores), compitiendo, para colmo, con la espléndida y bien hecha Lo Que la Vida me Robó, en el mismo horario, por el Canal de las Estrellas, se perfiló como fracaso desde su inicio y ni siquiera la intervención de un escritor experto como Eric Vonn, ante el compromiso de levantarla, pudo con el paquete. ¿Cómo arreglar una historia que desde el principio no mostró ningún atractivo que atrapara al televidente? Lástima por el elenco, en especial, la aparición de un actor de altos niveles como Claudio Lafarga, con gran experiencia en cine y teatro. Y lo peor es que vienen otras, también refritos de producciones extranjeras.

martes, 21 de enero de 2014

¿A QUIÉN LE IMPORTA?


Por Siempre mi Amor, perdió el encanto de Mi
Segunda Madre, la historia original en la que está
basado el refrito que, con tal de estirarlo con base
en nuevos personajes y situaciones (o rellenos)
ha logrado que el conflicto central se diluya,
entre tanta paja y ocurrencias de los
adaptadores.

Fue hace un par de años que el mismo productor (Ignacio Sada) logró la gran hazaña de levantar el horario vespertino con el que inicia la barra de telenovelas de El Canal de las Estrellas, con la telenovela Un Refugio Para el Amor, remake de la venezolana La Zulianita (1977). El alto rating, lo mantuvieron (en ese mismo horario) Corona de Lágrimas y, muy en especial, Corazón Indomable que consiguió el máximo índice de audiencia, por encima del resto de las telenovelas, incluso, la del horario estelar.
La fórmula (creo yo): melodrama clásico (aunque refrito), pocos personajes (sin rellenos) y, en especial, centrar la historia en el conflicto central o columna vertebral, con sus respectivos protagonistas y antagonistas, sin necesidad de añadirle personajes o anécdotas de más que, se nota, están sacados de la manga, sin mayor función que servir de relleno, como está sucediendo en Por Siempre mi Amor, también producida por Ignacio Sada, quien parece que no se apegó a la fórmula que tan bien le funcionó con Un Refugio Para el Amor.
En Mi Segunda Madre (la versión original), el asunto central era el triángulo conformado por la protagonista (María Sorté), precisamente la segunda madre (o madrastra) de una adolescente (Daniela Castro) que es seducida por un hombre mayor que ella (que podría ser su padre), nada más y nada menos que el cínico y malvado ex marido (Fernando Ciangherotti) de su segunda madre, quien se hace pasar por muerto y reaparece, con el objetivo de vengarse de la segunda madre y lograr el enfrentamiento entre ésta y su hijastra.
La simple anécdota entre este triángulo, como tema central, ya ofrece un sinfín de posibilidades dramáticas y, si de alargar la historia se trata, los añadidos de Por Siempre mi Amor, pudieron centrarse en el conflicto mismo, teniendo, además, a la resentida de Sonia (Dominika Paleta) como antagonista y aliada del villano, Javier (antes Fernando), a cargo de un Héctor Suárez Gomís, al que, por principio de cuentas, no le creemos sus aires de galán, capaz de seducir a una jovencita como Aranza (Thelma Madrigal).
Y luego, su absurda caracterización: en la primera etapa, con un bisoñé y lentes, cómo únicas armas para que, en su reaparición, ¡nadie lo reconozca!, gracias a que ahora está pelón y usa unos pupilentes azules. Se rompieron la cabeza con tal caracterización y, peor aún, con que ni siquiera Isabel (Susana González), la protagonista y “viuda”, lo reconozca, aunque llegue a tener sus sospechas.
Por otro lado, ¿para qué tantas anécdotas de relleno? ¿A quién le importa el romance otoñal entre la tal Tita (Ana Martin) con Osvaldo (Humberto Elizondo)? O la historia de una Cenicienta más, representada por una niña de la calle, Marianela (Tania Lizardo) con un junior, dominado (aunque ya bastante crecidito) por su dominante padre. Peor tantito, el romance frustrado entre Bruno (Alejandro Ruiz) y Gabriela (Martha Julia), con una “española” como Almudena (Elena Torres), exagerada en su mal logrado acento español. Y así, otros tantos personajes y situaciones que fungen como estorbos o distracciones, en especial, cuando la cosa parece que se va a poner buena entre el triángulo central y, en vez de eso, se prolonga cada vez más y más.
El resultado: el gran rating que consiguió Corazón Indomable, se vino al suelo. Y ni cómo ayudarlos.

viernes, 17 de enero de 2014

CUADRO DE HONOR A SEBASTIÁN RULLI


 Hay de galanes a galanes, como el elemento imprescindible para darle brillo, juego y apoyo a la heroína de un melodrama. Pero muy pocos de esos galanes ejercen un papel activo y no están sólo como adorno o complemento y, en el peor de los casos, jugando un rol pasivo que se deja llevar por las intrigas de villanas y villanos (o de la clásica madre manipuladora, que nunca falta) y que lo manejan como ingenuo títere ingenuo, víctima de las circunstancias que lo apartan de la heroína, por mucho que la ame, aunque al final (ya lo sabemos) se aclararán los malentendidos y la trama acabará en boda, luego de vencer las barreras que le son impuestas a la pareja protagónica, por parte de los malditos.

Pocos galanes con identidad propia y una historia detrás. Pocos vulnerables y realmente humanos, que se comportan como seres reales y reaccionan con bases y fundamentos. Pocos como el Alejandro Almonte que estamos viendo en Lo Que la Vida me Robó, noble, pero con carácter y hasta capaz de dejarse dominar por los celos, cuando la ocasión lo amerita, cuando escritores y adaptadores le dan las armas para ello y, a veces, de príncipe azul, transformarse en verdugo de su propia amada, reaccionando como cualquiera lo haría, ante ciertas situaciones, víctima, precisamente de su parte vulnerable que lo aparta el estereotipo del galán común y corriente (y parecido a tantos), para, en ocasiones, hacerse odiar y, sobre todo, plasmar sus propios tormentos y traumas, para que lo podamos sentir todavía más humano, en especial, cuando lo hemos visto llorar y destrozarse por dentro, sin perder jamás su gallardía.

Sobre todo, un galán que muestra una evolución y toda una gama de posibilidades y reacciones, siempre bien fundamentadas, de acuerdo a la trama. Un galán que, finalmente, a pesar de sus errores y debilidades, no pierde su postura de héroe y, en el fondo, hombre de gran corazón.

Un Alejandro Almonte, bien representado y encarnado por Sebastián Rulli, quien, de simple galán, ahora ejerce también como actor, capaz de mostrar diferentes matices, ante la que, seguro, es su gran oportunidad, con un personaje que lo consagra como uno de los mejores y más intensos protagonistas melodramáticos, luego de un crecimiento evidente a lo largo de su trayectoria en telenovelas. Un Alejandro Almonte de carne y hueso, gracias al cual, Sebastián se pone a la altura del espléndido guión y de uno de los personajes más completos que le han tocado, para envidia de muchos que, quizás, no habrían podido interpretarlo como él.  

RATINGS TELENOVELAS 16 de enero







martes, 14 de enero de 2014

EL TAN TRILLADO "PECADO"


EL CASO DE LOS HIJOS PERDIDOS
Lo hemos visto hasta el cansancio en infinidad
de telenovelas que se copian unas a otras, casi casi
como un elemento imprescindible y errónamente,
característica del melodrama: los de antes
y los de ahora.

Desde El Derecho de Nacer que, primero, fue una radionovela (Original de Felix B. Caignet) y, luego, en 1965, se convirtió en telenovela (y hasta en varias versiones cinematográficas), tanto en Venezuela, como en otros países, incluyendo México, por supuesto: la historia de la muchacha que tiene un desliz y queda embarazada. Entonces, el padre, con tal de ocultar su “pecado”, hace creer a la hija que el bebé nació muerto, cuando en realidad, el malvado abuelo, quiso deshacerse de él. Pero, más tarde, la sufrida madre, se entera que no fue así y da inicio a la dramática e incansable búsqueda del bastardo, hasta que, por azares del destino, ¡logra dar con él!
Ejemplos de la misma anécdota se cuentan por decenas. Por ejemplo, otra clásica Los Ricos También Lloran (luego María la del Barrio), donde la madre, en medio de su locura, regala a su hijo y, luego, arrepentida, se dedica a buscarlo con afán.
Los casos más recientes: El Privilegio de Amar (refrito de la venezolana Cristal) que, luego se convirtió en Triunfo del Amor. O Amores Verdaderos, donde el malvado abuelo, igualito que en El Derecho de Nacer, también hace pasar por muerta a su nieta, hasta que la hija pecadora descubre que le mintió y da inicio a la búsqueda. Igualito sucede ahora en De Que te Quiero, te Quiero, donde Irene (Marisol del Olmo) es víctima de un caso idéntico, por culpa de su maldito padre, Vicente (Aarón Hernán).
Lo más chistoso es que en todos los casos, mientras las madres “pecadoras” buscan con afán (y hasta contratan investigadores que les cobran bastante lana) a la hija perdida, resulta que, por mera casualidad, la tienen enfrente y su corazón de madre (y eso de que “la sangre llama”, no les sirven para reconocerla. Por el estilo, lo que está pasando en Por Siempre mi Amor, donde Sonia (Dominika Paleta) también regaló a la hija, quien crece como “niña de la calle” y, siendo ya una adolescente, la madre quiere recuperarla. El caso y de reciente estreno, por Azteca, Sacrificio de Mujer (de Venevisión), donde, no conformes con repetir la misma anécdota, resulta que la joven embarazada, da a luz (en medio de tremendo aguacero) y, luego, sin que el televidente sea testigo de lo que sucede, la mujer despierta en un hospital, claro, sin su hija que, sabrá Dios, cómo nació y a dónde fue a dar. No tuvieron que romperse mucho la cabeza: la pequeña fue recogida por unas monjitas que la llevan a un convento, donde es educada y, ya crecidita, va a dar a la empresa que dirige su madre, pero, como es normal, ninguna de las dos reconoce a la otra.
Y estos ejemplos, son por mencionar unos cuántos, más los que se acumulen. Otra vez: ¡bravo por los ingeniosos y creativos escritores!

viernes, 10 de enero de 2014

TRAS "LA PATRONA"


CAMBIO DE PELUCA
Luego de fracasos notables (al menos en México,
vía Gala TV), Telemundo echa la casa por la ventana
con su nueva producción, con la que se pretende
emular el éxito (de los muy contados que
ha tenido en los últimos años) de ‘La Patrona’.

Sólo que ahora, en vez de Patrona es La Impostora, con la característica de que Christian Bach repite como “nueva y despiadada Catalina Creel”, acompañada de su hijo, Sebastián Zurita, como galán de la historia, en su debut para Telemundo, luego del evidente menosprecio del que fue víctima en Televisa, seguro, víctima de los “pecados” del pasado de sus padres, cuando en 1998, abandonaron la empresa, ante la jugosa propuesta (varios millones de dólares para cada uno), por parte de TV Azteca.
La Impostora se estrena este 14 de enero, en sustitución de dos de los más recientes fracasos de Telemundo: la insulsa y aburrida Marido en Alquiler (que ni siquiera el propio galán, Juan Soler quería hacer) y la espantosa Dama y Obrero, escrita con las patas y producida por el estilo.
Ya veremos qué sucede con la tal Impostora. De entrada, el atractivo principal, será ver a la Bach (ahora peluca oscura), nuevamente haciendo de las suyas, como lo hizo en La Patrona.

DIVERTIDA Y BONITA

TODOS Y CADA UNO
No siempre podemos decir que el elenco
completito de una telenovela
(sin un solo pero) esté a la altura de una
trama fluida y que avanza,
capítulo tras capítulo.

Es el caso de Qué Pobres Tan Ricos (aunque tratándose de un refrito colombiano, Pobres Rico). Ya de por sí, la historia misma y todo lo que ocurre en ella, cuenta con un ritmo sorprendente, siempre plagado de situaciones bien armadas que se van generando, alrededor de la columna vertebral: unos ricos en desgracia que se ven obligados a convivir con los pobres. La simple anécdota se presta, para toda una gama de sucesos divertidos y, en ocasiones, hasta emotivos, como el mejor ejemplo de melodrama, combinado con comedia. Algo que a otros productores no les ha resultado. No de esta manera.
Sí, todo parte de la historia original, aunado a la bien cuidada adaptación y, claro, a la atinada dirección de Benjamín Cann, como los elementos básicos, para que cada uno de los actores del elenco (muy bien elegidos), brillen y sobresalgan, cada uno por su cuenta, demostrando que su presencia en la trama, tiene una razón de ser, una función, para que el engranaje general, funcione a las mil maravillas.
Empezando, claro, por la pareja protagónica: un Jaime Camil que en anteriores ocasiones (con excepción de Por Ella Soy Eva), siempre era el mismo, muy en Camil. Y ahora sorprende, sin exageraciones y muy en su personaje de Miguel Ángel, como la gran héroe-víctima de la historia. Y luego, Zuria Vega, una de las mejores y más completas actrices de la nueva generación, quien aquí demuestra su versatilidad, tanto para el drama, como la comedia, alejada de las heroínas ñoñas y sufridas, que antes le tocaron. Y por el estilo, el resto del elenco. Actores de primer nivel como Silvia Pasquel, Manuel ‘Flaco’ Ibañez, Mark Tacher, Ingird Martz, Zaide Silvia Gutiérrez y Raquel Pankowsky –por mencionar a unos cuantos– que, por momentos, adquieren un protagonismo absoluto. Mención aparte merece la señora Queta Lavat (doña Maty), tan desperdiciada durante años y, aquí sí, aprovechada al máximo, tierna y divertida. Por supuesto, sin pasar por alto las sorpresas de actores nuevos (o no tan nuevos) que también cumplen a la perfección con lo que les corresponde: Natasha Dupeyrón, Diego de Erice (toda una revelación) o Jonathan Becerra, entre muchos otros.
Un acierto más de la productora Rosy Ocampo, la “mamá de los pollitos”, quien se anota un éxito más: una gran telenovela que, además, merece el calificativo de bonita, con personajes humanos, completos y hábilmente representados, sin que ninguno esté de relleno o adorno.

jueves, 9 de enero de 2014

LOS RATINGS




RATINGS TELENOVELAS
08 de Enero 2014

1. Lo que la vida me robó: 26.8
2. Qué pobres tan ricos: 22.9
3. Quiero amarte: 20.3
4. De que te quiero te quiero: 19.3
5. Por siempre mi amor: 13.9
6. Fuego en la sangre: 8.3
7. Marido en alquiler: 7.6
8. Corazón en condominio: 7.3
9. Prohibido amar: 6.5
10. Hombre tenías que ser: 6.3
11. Rosario: 6.3
12. Santa diabla: 5.3
13. Olvidarte jamás: 4.8
14. Dama y obrero: 3.7
15. Gata salvaje: 3.7

INSULSO Y HASTA CÓMICO



Luego de los intensos escenones que
hemos visto en ‘Lo Que la Vida me Robó’,
lo que sucede en otras telenovelas,
resulta insulso y, a veces, hasta cómico,
como por ejemplo, que una novia no
llegue a su boda, al enterarse (minutos antes
y muy a tiempo) que el novio que la espera,
una vez ¡le fue infiel!
Esto en Quiero Amarte, donde, se suponía, dicha escena estaría plagada de tensión y suspenso. Y finalmente, resultó caricaturesca, mal armada y, sobre todo, mal sustentada, sin bases firmes. Más bien, una bola de incongruencias. En especial, entre los personajes principales: por ejemplo, si Maximiliano (Chiristian de la Fuente), está perdidamente enamorado de Amaya (Karime Lozano) y, a punto de casarse con su novia Constanza (Adriana Louvier) ésta ya le dio varias oportunidades, para zafarse de la inminente boda, él, en vez de aprovechar la situación (como sería normal, en el caso de un galán coherente), le da el avión, mientras que, por otro lado sigue rogándole a Amaya, quien en varios capítulos, muy en su papel de sufrida heroína (aunque ya divorciada del infiel y cínico ex marido), aunque también ama a Maximiliano, opta por sacrificarse, con tal de no “destruir” un matrimonio que ni siquiera se ha celebrado. Total, que, cuando la boda iba a celebrarse (aunque ya sabíamos que no sería así, gracias a los spots, para publicitar el capítulo), el metiche y necio de Salvador (Ricardo Franco), ex amigo de Maximiliano y enamorado de Constanza (ya hasta le plantó tremendo beso), interviene en plan de super héroe, precisamente, cuando la novia (ya ataviada con su vestido blanco), se dirige a la iglesia, acompañada sólo del chofer de una carcacha que rentó. Incomprensiblemente (también como es común en estos casos), su padre, Manuel (Otto Sirgo), no la acompaña en la carcacha, porque la muchacha le dice que prefiere llegar sola a la iglesia, porque “quiere concentrarse”. Así, al super héroe de Salvador, ningún trabajo le cuesta interceptar la carcacha (rumbo a la iglesia), para hacer que Constanza se baje, para hablar con ella y abrirle los ojos insistiendo en que su novio (Maximiliano) le puso el cuerno con Amaya, cuando, tiempo atrás, le salvó la vida. ¿Así o más enredado el caso?

Total, que el super héroe (nomás le faltó la capa), le muestra a Constanza dos pruebas “fehacientes”, de la infidelidad de Maximiliano: en su celular, tiene una foto del registro de un hotel en Chiapas, en el que, entre los huéspedes, aparecen los hombres de Maximiliano y Amaya. Y la ingenua (por no llamarla de otra forma) de Constanza, observa la “prueba”, pelando los ojos. Su cerebro no le da para sospechar que la foto del registro, pudo ser creada por el propio Salvador: agarrar cualquier hoja y anotar los dos nombres, el de Maximiliano y Amaya. La segunda prueba, un video en el que una mujer equis, empleada del hotel, declara (sin ni siquiera levantar su mano derecha y declarar, antes, que “jura decir la verdad y nada más que la verdad”) que Maximiliano y Amaya, aunque ocuparon cuartos diferentes, ¡pasaron una noche juntos en la habitación de ella!, sólo porque, una mañana, vio a Maximiliano salir del cuarto de Amaya. ¡Dos pruebas “definitivas”! que sirven para que la novia haga berrinche y no se presente a la mentada boda, segura de que el novio en verdad la engañó y que Salvador es eso: su “salvador”.
            Total, que la boda se suspende, sin dramas ni escándalos, entre los múltiples invitados de gran alcurnia. Y Maximiliano (aunque en el fondo siente que se quitó un gran peso de encima) en vez de aprovechar la situación, busca a Constanza en su casa. Pero ella no lo deja entrar ni le contesta el celular. Lo que hace es salir en su auto convertible y casi atropellar al pobre de Maximiliano, para dirigirse al aeropuerto y, sin haber reservado un boleto de avión, alcanzar a su Salvador (lo encuentra muy a tiempo, en el enorme y concurrido aeropuerto de la Ciudad de México) e irse con él en el mismo vuelo, horas después de su boda frustrada, porque “quiere un hombre que en verdad la ame”. Y Salvador (con sus argucias, chismes y “pruebas fidedignas”) ya le demostró que la ama. Tantán. ¡Bravo por las escritoras!

martes, 7 de enero de 2014

ESCENAS DE FÁBULA


En muy pocas ocasiones, los protagonistas
de una telenovela (y otros actores que los
rodean), tienen la oportunidad de sacar la
casta y lucirse a sus anchas en escenas 
de alto nivel dramático.

Como sucedió hoy (7 de enero) con el capítulo de Lo Que la Vida me Robó que, desde su inicio, ha logrado varias escenas de clímax, al rojo vivo, que la distinguen como la mejor en muchos años. Angelique Boyer y Sebastián Rulli se desboraron en esta ocasión, demostrando, como nunca, su capacidad e intensidad dramática, en el enfrentamiento que representaron, cuando él (Alejandro) descubre que el ex amante de su mujer, José Luis (Luis Roberto Guzmán) es el mismo que se hizo pasar como capataz de su hacienda, sin que Monserrat (Angelique Boyer), se lo hiciera saber, quedando como una infiel y mentirosa, víctima de los insultos y agresiones del marido.
Salieron chispas de la pantalla y, seguro, el rating se elevó a su grado máximo, gracias, primero, a la espléndida adaptación (incluyendo los diálogos en estas escenas), la dirección y, muy en especial, las actuaciones, incluyendo las de Gabriela Rivero (como nunca) y la gran señora Ana Bertha Espín, quien ya nos tiene acostumbrados a este tipo de actuaciones. Una vez más, se conjugan todos los elementos para lograr un capítulo redondo y sin desperdicio. Una buena lección que, ojalá, otros productores de telenovelas hayan atestiguado, para asimilar y entender (por fin) lo que significa lograr un producto de primera, con este tipo de escenas que pasan a la historia de la telenovela mexicana.

lunes, 6 de enero de 2014

SÍ, NO Y ¿POR QUÉ?


Por desgracia, muchos escritores de 
telenovelas, han sigo relegados a 
la labor de adaptadores, no siempre 
con buenos resultados y, en la mayoría 
de las ocasiones, echando a perder 
las historias originales que les 
encomiendan.

Una excepción: Lo Que la Vida, me Robó, superior a sus versiones anteriores: Bodas de Odio y Amor Real, enriquecida, con más ritmo y elementos bien pensados y sustentados. Caso contrario, lo que estamos viendo en Por Siempre mi Amor (originalmente, Mi Segunda Madre) que, con tal de extenderla, se ha visto plagada de paja y rellenos, además de personajes caricaturescos y absurdos, como el villano central, primero Fernando y, luego, Javier (a cargo de Héctor Suárez Gomís) al que no le creemos sus ínfulas de galán a la fuerza, capaz de enamorar a una adolescente (aquí sí, creíble y bien interpretada, como Aranza (Thelma Madrigal). Y, luego, eso de que, después de haber estado en la cárcel y de que lo dan por muerto, reaparece, años después, pelón y con pupilentes azules, elementos “suficientes”, para que nadie lo reconozca. ¡Ni siquiera Isabel (Susana González), su ex esposa.
Por otro lado, ¿qué onda con la señora Ana Martin?, interpretando a la supuestamente pícara y “simpática” de Tita. Le pasamos eso de su frustrado romance otoñal con el señor Osvaldo (Humberto Elizondo), pero eso de que a escondidas (incluso, de su hijo) se dedique a socorrer a niños de la calle… Bueno, eso también se lo pasamos. Lo que no: que utilice un ridículo atuendo de cuero negro de “motociclista”, con todo y casco y, para acabarla de amolar, ¡una peluca morada! Ah, y sin faltar sus lentes oscuros, aunque cuando aparece en su moto (a unos diez kilómetros por hora) ¡nunca la vemos correr realmente a toda velocidad! Ocurrencias y más ocurrencias que lejos de enriquecer la historia original, la han echado a perder, agregándole a cada rato personajes de relleno, sin ton ni son, y apartándose de la esencia de la trama.

sábado, 4 de enero de 2014

CUADRO DE HONOR A FINITA


Abundan telenovelas en las que muchos actores (por culpa de una mala historia o adaptación y de personajes débiles e incongruentes) no tienen más remedio que repetirse o valerse de sus propios estereotipos, para saltar de una telenovela a otra, sin ningún cambio, “interpretándose”, más bien a ellos mismos, sin que ni siquiera el director sea capaz de meterlos al huacal. Por eso, la labor que está haciendo Verónica Jaspeado como Josefina en Lo Que la Vida me Robó es digna de alabanzas. Se nota que, además del bien delineado personaje, ella misma ha puesto de su cosecha, para bordarlo y apartarse del cliché de la clásica “fea” que tanto hemos visto en otras producciones. Josefina (o Finita) combina a la perfección el drama, con ciertos tintes de comedia, logrando no sólo que el televidente se divierta con su caracterización y actitudes, sino, también (lo más importante) que llegue a compadecerla, identificarse con ella y hasta quererla. Otro ejemplo más de una actriz que le saca jugo a su personaje, logrando toda una creación y aprovechando al máximo la fortuna de pertenecer al elenco de una gran historia en la que Finita, sin ser la protagonista (y con apariciones esporádicas) en ocasiones se roba los capítulos en los que interviene, siempre mesurada y sin exageraciones (a pesar de las características del personaje) y en su justa medida, brillando como nunca antes lo había hecho.