viernes, 23 de enero de 2015

CUADRO DE HONOR A AZELA ROBINSON


Sin duda, estamos frente a una de las actrices más sorprendentes y completas (en cine, teatro y televisión) con una trayectoria bastante considerable y, sobre todo, tablas. Por si fuera poco, con una personalidad arrolladora que impone, tanto en la pantalla como en otros escenarios. De ese tipo de actrices que uno siempre recuerda, por actuaciones tan memorables e intensas, sea cual sea el personaje que le toque interpretar. Ella siempre se encarga de imponerle su propio sello, desdoblándose, transformándose, siempre a favor de cada uno de sus papeles.

Claro que desde hace años, sabemos de su desbordante talento, pero ahora, como la temible Josefa en la telenovela Yo No Creo en Los Hombres, prácticamente, se voló la barda y ha logrado lo que muy pocas que, cuando llegan a cierto nivel de perfección actoral, uno piensa que ya no pueden alcanzar un peldaño más alto, porque ya llegaron a la cima.

Esa es otra de las virtudes de Azela Robinson, la GRAN AZELA ROBINSON, así, con mayúsculas, primerísima actriz desde hace varios años, con esa capacidad tan sorprendente para que con cada uno de sus gestos, movimientos, diálogos y hasta miradas, sea capaz de expresar lo que le dé la gana, siempre apropiándose de cada personaje, robándoselo, sin importar que sus escenas sean breves o largas. La Robinson siempre es la Robinson.

Y lo mejor –como lo hace actualmente en Yo No Creo en Los Hombres– transitar por diversos matices histriónicos: hacerse odiar por su crueldad y, luego, en ocasiones, ser digna de compasión y hasta ganarse el cariño del televidente, como una mujer tan fuera de serie que a veces, hasta resulta ocurrente y simpática, atrapada en su propio cinismo, en esa amargura tan digna de lástima.

Como Josefa, se gana, además, el premio del respeto unánime del público, como uno de los pilares de una telenovela tan bien lograda y, sobre todo, diferente. Azela Robinson, señorona de la actuación. Nos quitamos el sombrero ante Su Majestad.