sábado, 28 de febrero de 2015

CUADRO DE HONOR A SILVIA NAVARRO


Un humilde reconocimiento para Silvia Navarro, por su actuación tan simpática y chispeante en Mi Corazón es Tuyo.

Tan profesional es la mujer que hasta aprendió a bailar en el tubo (sin utilizar una noble, como lo hubiera hecho otra), consolidándose, aparte, como una de las actrices más completas y versátiles, siempre entregada a o suyo, distinguiéndose, además, por su estilo tan natural a la hora de actuar, sea cual sea el personaje que le toque interpretar.

     Pocos saben que empezó desde bebita, haciendo comerciales de pañales. Y hasta tuvo un pequeño papel en la telenovela La Mujer Marcada con Sasha Montenegro y Jorge Vargas.

        Luego, estuvo en el 11, como conductora de A la Cachi Cachi Porra. Y de ahí, ingresó a TV Azteca, por la puerta grande, con el protagónico de la telenovela Perla para, luego, estelarizar otras seis telenovelas, hasta que Carla Estrada la llamó para Pasión y TV Azteca, al enterarse, le recordó que le faltaban tres telenovelas, de las cuales ya sólo hizo dos: Montecristo y La Heredera. Hasta que, finalmente, en 2008 se integró a Televisa donde ha protagonizado cuatro telenovelas, la más reciente, Mi Corazón Es Tuyo, a mi juicio, la mejor de su carrera, superando, incluso, a la protagonista de la versión original, Ana y los 7, la actriz, Ana Obregón.

miércoles, 18 de febrero de 2015

CUADRO DE HONOR / YO NO CREO EN LOS HOMBRES


Aunque no haya obtenido todos los premios que merece en la reciente entrega de los Premios TVyNovelas, en especial el de Mejor Telenovela y Mejor Guión o Adaptación, Yo No Creo en Los Hombres, ganó algo más importante: el reconocimiento de millones de televidentes y, en especial, su respeto.
      Más allá de tanta violencia, sangre y tragedias (una tras otra) que algunos criticamos (me incluyo yo, lo reconozco) durante el desarrollo de la trama de Yo No Creo en Los Hombres, telenovela recién concluida, creo que son más los valores que es importante resaltar en una producción que, de entrada y desde su primer capítulo, mostró una atmósfera distinta que logró mantener a lo largo de su desarrollo. Sí, un remake más, pero que en esta ocasión, superó a la versión original: la radionovela, autoría de Caridad Bravo Adams que después se convirtió en película (en 1954) y los dos melodramas anteriores en 1969 y 1991.

¿Por qué? por principio de cuentas (yo creo) gracias al talento de la productora Giselle González, como cabeza del proyecto y, en especial, a su entusiasmo y la fe que depósito en la adaptadora (más que eso, escritora) Aída Guajardo, para que en esta ocasión, sí valiera y sirviera de algo la libertad para crear una verdadera versión libre (corregida y aumentada) en la que, basándose en la historia original y sus personajes centrales, bordar con inteligencia y hasta audacia, la base literaria, haciéndola crecer enormemente y dándole un realce que, por desgracia, no sucede siempre en otros remakes. Y digo remake y no “refrito”, porque Yo No Creo en Los Hombres, versión 2014, con sus añadidos (no rellenos, sacados de la manga, ojo) logró una obra redonda que a lo largo de su proyección, no decayó en ningún momento.

Sí, la productora como punto de partida y, luego, la fe que le otorgó a la escritora (ella solita) para desenvolverse a su manera. La base primordial a la que luego se añadieron los directores, Eric Morales, Xavier Romero y Luis Vélez, quienes sin una historia tan bien armada, no hubieran podido encumbrar a cada uno de los actores, los protagonistas, los secundarios, los de apoyo… Más bien (como otro gran atributo) a tantos protagonistas de su propia historia, porque cada uno tuvo su razón de ser y no quedar como simple relleno en subtramas aisladas. Todas estuvieron ligadas al asunto principal, al triángulo central, a la heroína María Dolores, la que deja de creer en los hombres y, luego, con sustentos y motivos por demás válidos, termina por creer nuevamente en ellos.

Muchos dieron el gran paso, respondiendo a la gran oportunidad: Adriana Louvier, Gabriel Soto, Flavio Medina… Igual, otros actores jóvenes (entre ellos, muchas caras nuevas), como Estefanía Villarreal, Jorge Gallegos, Sonia Franco, Jesús Carús, Eleane Puell, Fabiola Guajardo… Por mencionar a unos cuantos. O actores y actrices de la talla de Azela Robinson, Macaria, Cecilia Toussaint, Aurora Clavel, Rosa María Bianchi, Sophie Alexander o Luz María Jerez, a quienes esta producción les brindó el atributo de brillar como, quizás, antes no se los permitieron. ¿Y qué decir de señores como Juan Carlos Colombo, Adalberto Parra, Juan Carlos Barreto o Pedro de Tavira?

La lista sería interminable porque, por otro lado, pocas veces se cuenta con un elenco tan completo a cuyos integrantes no les ponemos ningún pero.

       Así que Yo No Creo en Los Hombres, marca un antes y un después en la historia de las telenovelas mexicanas, como digno ejemplo a seguir de una labor titánica, bien pensada y desarrollada, en la que cada uno de sus elementos (incluyendo al equipo técnico, a los héroes anónimoa, detrás de cámara), cumplió con su granito (o granote) de arena, para lograr un producto digno de exportación, para orgullo de México. Un producto en el que, como nunca, se conjugaron brillantemente todos los elementos. Entonces, Yo No Creo en Los Hombres, versión 2014, pasa a la historia, como un suceso entrañable e imborrable. A ver quién lo supera.

viernes, 6 de febrero de 2015

CUADRO DE HONOR A LUZ MARÍA JEREZ


Hay actores con enorme trayectoria, tablas y talento que, telenovela tras telenovela, se la pasan rezagados con personajes de soporte que –por desgracia– en la mayoría de las ocasiones, son simples rellenos, sin una real identidad o sustentos que les den la oportunidad de lucirse, de acuerdo a su nivel actoral.
            Muy de vez en cuando se les hace justicia, como sucede actualmente en Yo No Creo en Los Hombres, donde la productora, Giselle González y la escritora Aída Guajardo (con el apoyo de los directores, Eric Morales y Xavier Romero), han rescatado a varios, con personajes redondos y una importancia vital dentro de la historia, donde ninguno está de más.
            Entre tantos que conforman el elenco de esta producción, en esta ocasión, hay que destacar el trabajo espléndido de una actriz como Luz María Jerez, quien gracias a su personaje de Alma (tan plagado de matices) ha revivido, aunque, paradójicamente, el día de hoy pasó a mejor vida, con una muerte digna del personaje que representó y, en especial, de la actriz que nos recordó que es una de las grandes en el género del melodrama.
            Una víctima más en la historia. De ese tipo de víctimas con las que muchas mujeres se pueden identificar. Una víctima que se volvió entrañable, pero, sobre todo, digna y respetable, gracias a la señora Jerez, a su entrega tan evidente e impecable, brillando como nunca y aportando su granito (o granote) de arena, como parte esencial de una de las telenovelas mejor logradas de los últimos años.
            Descanse en paz Alma de Bustamante (allá, en el cielo, a donde seguramente fue a dar) y ¡viva una actriz del calibre de Luz María Jerez!