¿Qué hubiera sucedido (sobre todo, en niveles de audiencia) si Imagen TV (antes Cadena 3),
en su nuevo arranque como canal de televisión abierta en México, le hubiera
concedido aunque fuera una mínima promoción a la telenovela turca El Sultán?, una majestuosa super
producción de gran nivel que, incluso, le hubiera servido como apoyo
publicitario a la televisora que, además, pertenece a la empresa Grupo Imagen que cuenta con su propia
cadena radiofónica y el periódico Excélsior,
entre otros medios que bien pudieron utilizar para darle la promoción que se merece un producto de estas dimensiones.
El Sultán, el
proyecto más ambicioso y costoso en la historia de la televisión turca −con un costo
aproximado de 70 mil millones de dólares, de los cuales 3 millones se
destinaron a escenografía y vestuarios−, es sin duda un garbanzo de a libra en
la barra no sólo de Imagen TV.
También en la de los otros canales de la televisión abierta mexicana. Primero,
porque se trata de una telenovela espectacular y diferente que como El Siglo Magnífico (su título original,
con el que también se le conoce en varios de los más de 40 países donde ha sido
transmitida) cuenta con una trama histórica que
narra un episodio en la vida real del Sultán turco Süleyman el Magnífico, quien gobernó el Imperio Otomano entre 1520
y 1566, teniendo como eje narrativo central su historia de amor con Hürrem, una ucraniana que de simple
esclava, se convierte después en su concubina favorita y más tarde en su esposa
y sultana imperial.
La historia
de una Cenicienta (astuta y ambiciosa), basada en hechos históricos y reales,
donde la labor de los adaptadores es notable, logrando lo que muy pocos escritores
consiguen en una telenovela: que el interés en la trama no decaiga y que en
cada uno de los costosos capítulos, sucedan no uno sino varios hechos
trascendentes (la mayoría de ellos inesperados) que mantienen la historia en un
clímax constante, conjuntando los elementos principales: acción, intriga y
romance.
Y si a esto
agregamos que la millonaria inversión se nota desde el primer capítulo, nos
encontramos ante una verdadera joya de la televisión contemporánea en la que
hasta el doblaje (tan deficiente en otras telenovelas y series turcas) está al
nivel de esta super producción, igual que las escenografías, locaciones y
espectaculares vestuarios (hasta en los suntuosos accesorios que utilizan los
personajes), sin pasar por alto la fotografía, dirección, música y los más
mínimos detalles. Y por supuesto, las brillantes actuaciones de todos y cada
uno los actores (principales, secundarios y hasta extras), incluyendo la de los
niños que interpretan a los hijos del Sultán. Todo en orden y en su máxima expresión.
Lo triste,
como mencionamos al principio, es que a pesar de que El Sultán ha sido todo un fenómeno en casi todos los países donde
ha sido proyectada, para empezar, al menos en México, muchos ni siquiera saben
de la existencia de Imagen TV y,
menos, conocen esta gran producción, desafortunadamente desperdiciada y poco
valorada en México, tan alejada de la moda de las narcoseries, bioseries o
refritos melodramáticos que inundan la televisión abierta.
El Sultán se cuece aparte, como una
verdadera obra de arte (sin exagerar) de 139 capítulos en cuatro temporadas y
que para beneplácito de sus seguidores, cuenta con una segunda parte que lleva
por título Muhteşem Yüzyıl Kösem, basada en la vida de
la Sultana Kösem que, al parecer, ya también compró Imagen TV, con la esperanza de que
ahora sí, la valoren y le brinden la promoción adecuada. Les conviene, por
imagen y hasta a nivel comercial.