Hay actores con enorme trayectoria, tablas y talento
que, telenovela tras telenovela, se la pasan rezagados con personajes de
soporte que –por desgracia– en la mayoría de las ocasiones, son simples
rellenos, sin una real identidad o sustentos que les den la oportunidad de
lucirse, de acuerdo a su nivel actoral.
Muy
de vez en cuando se les hace justicia, como sucede actualmente en Yo No Creo en Los Hombres, donde la
productora, Giselle González y la
escritora Aída Guajardo (con el
apoyo de los directores, Eric Morales
y Xavier Romero), han rescatado a varios,
con personajes redondos y una importancia vital dentro de la historia, donde
ninguno está de más.
Entre
tantos que conforman el elenco de esta producción, en esta ocasión, hay que
destacar el trabajo espléndido de una actriz como Luz María Jerez, quien gracias a su personaje de Alma (tan plagado de matices) ha
revivido, aunque, paradójicamente, el día de hoy pasó a mejor vida, con una
muerte digna del personaje que representó y, en especial, de la actriz que nos
recordó que es una de las grandes en el género del melodrama.
Una
víctima más en la historia. De ese tipo de víctimas con las que muchas mujeres
se pueden identificar. Una víctima que se volvió entrañable, pero, sobre todo,
digna y respetable, gracias a la señora Jerez, a su entrega tan evidente e
impecable, brillando como nunca y aportando su granito (o granote) de arena,
como parte esencial de una de las telenovelas mejor logradas de los últimos
años.
Descanse
en paz Alma de Bustamante (allá, en
el cielo, a donde seguramente fue a dar) y ¡viva una actriz del calibre de Luz María Jerez!
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