En 1971, cuando Angélica
María y Ricardo Blume
estelarizaron la primera versión mexicana de Muchacha Italiana Viene a Casarse (refrito de la original del mismo
nombre, de origen argentino), lo que consiguieron fue un gran suceso. Una
historia de amor (la clásica Cenicienta) con un encanto especial que, luego,
años más tarde, en 1987, cuando cambió su nombre por el de Victoria, con Victoria Ruffo y Juan Ferrara, comenzó a esfumarse. Para variar, gracias a los
clásicos rellenos y una adaptación fallida.
Pero
ahora, en su más reciente refrito, estrenado en 2014, aquel encanto se
convirtió en desencanto (¡horror!), por obra y gracia de sus actuales
adaptadores, quienes, no conformes con robarle ese encanto a la historia,
también se dieron vuelo destrozando a los personajes, salvándose, quizás, la
simpática abuela Eloísa (gracias a
la señora Isela Vega) y, más o
menos, la pareja protagónica: Livia
Brito y José Ron. Pero de ahí en
fuera… Pobres actores. La culpa no es de ellos, sino de los adaptadores, los
directores de escena y hasta el productor que los exponen a toda una serie de
situaciones escritas al aventón y, por lo general, sin fundamentos o bases.
Para
muestra basta un botón: el capítulo de hoy (miércoles 8 de abril de 2015) que
bien pudo ser uno de los más importantes en la historia y que se quedó en una
serie de escenas ridículas y, más que dramáticas, plagadas de situaciones
dignas de risa. Lo que es peor: una falta de respeto para los televidentes que
siguen a la Muchacha Italiana.
Empezando
por el tan bien “planeado” intento de acabar con Pedro, el galán. Muy “ingenioso” (igual que los escritores), Osvaldo (Mike Biaggio en una muy desafortunada participación), un villano ñaca
ñaca, quien no le piensa mucho para acabar con su primo Pedro (José Ron): cuando sale a montar a
caballo, le lanzan un perro, para que el caballo se asuste y… ¡Tremenda caída!
Por lo que vimos, Pedro bien pudo desnucarse y romperse en añicos la columna
vertebral.
Eso
se supone. Claro, va a dar a un hospital. Un hospital que nunca vemos y, menos,
a Pedro en un quirófano o, por lo menos, expuesto a toda una serie de estudios
y radiografías. Por otro lado, nadie en su familia lo acompaña en tan terrible
situación, ni siquiera su amada Fiorella.
Y minutos más tarde (todo ocurre en un santiamén), en vez de que los familiares
acudan al hospital, un médico (que se sacaron de la manga) llega a la mansión
para informar que “Pedro está muy grave”. ¿En serio?
Si
al principio de la telenovela gastaron tanto, cuando grabaron las primeras
escenas en Italia, ¿se les acabó el presupuesto? ¿No tenían dinero para grabar
en un hospital?
Lo
más risible viene a continuación: Pedro está muy muy grave (se supone), en
peligro de muerte. Pero a la terca y manipuladora abuela Eloísa, esto le vale.
¡Exige que su nieto sea llevado a su mansión!, argumentando que ahí cuentan con
“una habitación acondicionada” para atenderlo. Y el muy profesional médico, no
tiene más remedio que aceptar. Sí, el mismo día del fatal accidente, ¡Pedro es
transportado (suponemos que en una ambulancia que tampoco vemos) al “cuarto
acondicionado”. Y ya ahí, Pedro, inconsciente, ni siquiera (aún siendo
millonario), a pesar de su “gravedad”, cuenta con un tanque de oxígeno y demás
aparatos que requiere un hombre que lucha entre la vida y la muerte. Ah, pero
eso sí, a pesar del tremendo madrazo que se llevó al caer el caballo y, luego,
cuando estuvo en el hospital… ¡nunca se despeinó y mantiene intacto su
característico copete! Ni un pelo se le movió.
Claro:
harto llanto. Fiorella (la Brito) y Sergio
(Fernando Allende tratando de emular
a Victoria Ruffo) compitiendo, para
ver quién llora más bonito.
¡Oh
tragedia! Lo mejor viene al último, cuando Fiorella tiene la ocurrencia de
besar en los labios al galán (que bien puede estar en estado de coma) para ver
si, como en el cuento de La Bella
Durmiente, sale de su letargo. Y… ¿qué
cree? ¡Sí! Fiorella logra que Pedro despierte, pero resulta que… algo muy
original en estos casos… ¡está ciego!
Fin
de capítulo.
Y
uno se pregunta: ¿cómo es posible que a un productor tan experimentado y con
trayectoria como el señor Pedro Damián se
le escapen tantos detalles en un solo capítulo! Ver para creer.