Sí. La estrella de una telenovela es la historia y en
el caso de los remakes, la adaptación. Sin embargo, hay ocasiones en que a
pesar de un deficiente refrito que, precisamente, por culpa de los adaptadores
y del vicio de los rellenos y paja a destajo, la pareja protagónica, luchando
en contra de una trama plagada de errores tan evidentes, brilla por su propia
cuenta.
Es el caso de Lo Imperdonable, basada en La Mentira, una de las historias (original
de Caridad Bravo Adams) más
refriteadas de todos los tiempos que en su versión más reciente (Cuando me Enamoro, apenas en 2010) ya
había sido adulterada con “agregados” y ocurrencias que terminaron por
destrozar la que hasta ahora ha sido la mejor versión, la que en 1998
estelarizaron Kate del Castillo y Guy Ecker, también con el título de La Mentira.
Y bueno. Como los
cangrejos, vamos de mal en peor, porque ahora, en pleno 2015, La Mentira se convirtió en Lo Imperdonable, para colmo (además de
la paja y rellenos), mezclada con otra obra de la señora Bravo Adams: Tzintzuntzán, la Noche de Los Muertos. ¿Cómo para qué? Pues para hacerla todavía más larga y, lo
peor, más aburrida, como una despiadada mezcla sin ton ni son, sin un orden y
hecha al aventón. Lo peor, afectando a los protagonistas que, por algo, son
llamados así: PROTAGONISTAS en torno
a los cuales debe girar la trama, como la columna vertebral de aquella gran
historia de amor y venganza, por culpa, precisamente, de una mentira.
Sin embargo, en esta
ocasión, a pesar de tantas fallas en su estructura e, incluso, a nivel
producción y dirección, resulta que la estrella no fue la historia. Más bien,
fueron los protagonistas: Ana Brenda
Contreras e Iván Sánchez,
luchando contra viento y marea. Aquí sí, una pareja de novela, no tanto por su
talento (que por supuesto lo tienen y ha quedado más que demostrado) sino por
la QUÍMICA que después de todo,
proyectaron en pantalla, tanto en sus enfrentamientos como en sus escenas de amor.
Ella, precedida por
protagónicos en melodramas de gran éxito como La Que No Podía Amar y, muy en especial, Corazón Indomable. Y él, como el célebre e inolvidable Gallego de La Reina Del Sur que le dio fama internacional, a pesar de su
anterior participación en La Tempestad,
otro espeluznante, donde el actor español, en vez de avanzar, pareció
retroceder con un personaje que de ninguna manera estuvo a su nivel.
Entonces, este Cuadro de Honor va dedicado con mucho
respeto y como un sencillo reconocimiento a estos dos actores, no sólo por su
talento o por la química que lograron. Más bien, por salir avantes, a pesar de
las adversidades de una mala telenovela en la que, los únicos que merecen
perdón y hasta un premio, son ellos, por brillar en la oscuridad. Eso se llama
profesionalismo, carisma y entrega.