Sin duda, uno de los actores jóvenes (apenas 30 años)
más talentosos y, lo mejor, comprometidos con su carrera. En menos de diez
años, desde su debut en la telenovela Marina
(de Telemundo), su ascenso ha sido constante, tanto en televisión, como en cine
y teatro, donde, muy en especial, ha ganado prestigio y se ha hecho acreedor a
las mejores críticas, por su trabajo en obras como Rojo y El Curioso Incidente
del Perro a Medianoche.
Ahora,
luego de su muy recordado personaje de Sebastián Longoria en la telenovela Para Volver a Amar, luego de otras
participaciones en varios melodramas, sin que hasta la fecha le hayan concedido
el muy merecido protagónico, prácticamente se lo ganó por su cuenta y méritos
propios en A Que no me Dejas, como Camilo, todo un dechado de virtudes:
simpático, noble, inteligente… el hijo, amigo, marido y padre perfecto,
compartiendo créditos durante la primera etapa de la historia con Camila Sodi, hasta que por desgracia
(no sólo en la ficción, sino también en lo que toca al público que sigue la
telenovela) hace unos días, tuvo un fatal accidente que lo llevó a la muerte.
Toda
una tragedia que trajo consigo uno de los capítulos más impactantes y sublimes
de A Que no me Dejas y que, de paso,
sirvió para el lucimiento dramático de la mayoría de los actores que conforman
el elenco.
Descanse
en paz el buen Camilo que le sirvió a Alfonso
Dosal dar un paso por demás importante en su carrera, no sólo por su
actuación; también, por la facultad que no todos consiguen: un personaje
entrañable que, seguro, pasa a la posteridad en la historia de las telenovelas.
Bien
por Alfonso, ante el gran futuro que le espera por la calidad actoral que ha
demostrado, su profesionalismo y, para rematar, su carisma y calidad humana que
trae consigo la sencillez y simpatía que siempre lo han caracterizado.
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