Para Susana González por su
trabajo en La Sombra del Pasado, porque
aunque con una actuación muy breve, se lució como Roberta, entre villana y víctima, especialmente, la semana pasada:
primero, cuando se le diagnostica cáncer (por fumadora) y, luego, cuando se
suicida, cortándose las venas. Un trabajo al que ella le imprimió gran realismo
e impacto, sacándole jugo.
Logró ese tipo de personajes que, aunque aparecen unos cuantos
capítulos, se quedan en la memoria, además de que Roberta sirvió para detonar
varios conflictos de la trama.
Susana, con 21 telenovelas, casi
siempre como dulce y sufrida heroína, dio el gran salto con la villanaza que
hace un par de años interpretó en La Que No Podía Amar. Y ahora, luego de una
buena mujer (aunque un tanto gris) en Por
Siempre mi Amor, su Roberta le dio la oportunidad de lucirse y demostrar
que, nada más con este personaje, bien pudo haber dado el salto a Primera
Actriz, una actriz con garra y personalidad.
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