Para Gabriel Soto, galán y
casi super héroe de Yo No Creo en Los Hombres,
quien la semana pasada, para beneplácito
de muchos televidentes, le puso tremenda golpiza al villano Daniel (Flavio Medina).
Una golpiza muy bien coreografiada, espectacular, creíble y disfrutable.
Después de tremendo resbalón que le tocó en Libre Para Amarte, a Gabriel, luego de 16 telenovelas, le llegó su
gran oportunidad en Yo No Creo en los
Hombres, como Maximiliano Bustamante,
como punto clave en su trayectoria telenovelera, sirviendo, además como un
buen ejemplo de constante superación y entrega, luego de que en otras
producciones como Sortilegio, Un Refugio Para el Amor y hasta Amigas y Rivales (donde interpretó algo
así como la versión masculina de Betty
la Fea), ya había dado muestra no sólo de sus aptitudes histriónicas, sino más que nada (y eso se le aplaude), de ese entusiasmo constante por entregarse de lleno a su trabajo y a
cada uno de sus personajes.
La verdad, cuando era integrante del trío Kairo y supimos que había decidido entrarle a la actuación, nunca imaginamos que llegaría tan lejos como
actor, paso a pasito. De los pocos que, actualmente, combinan muy bien la
imagen de galán-actor, demostrando que sí se puede.
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