Haciendo a un lado el título (que nada tiene que ver con
la esencia de la historia), Caminos de
Guanajuato, al menos hasta ahora, es
sin duda (¡y por fin!) la primera telenovela que en muchos años (quizás, desde
Mirada de Mujer) Azteca puede presumir y con la que, ahora sí, hasta puede
darle la batalla e Televisa en el horario estelar. Más todavía, tomando en
cuenta la decepcionante nueva versión de La
Mentira en el Canal 2, con todo y su absurda mezcla con otras historias. Y
es que Lo Imperdonable decepciona
día tras día, con una trama lenta, repetitiva y con actores que no corresponden
al perfil del personaje que les tocó. Sergio
Sendel, por ejemplo, en plan de junior resentido.
Después de dos telenovelas brasileñas triunfadoras en su horario estelar, (Avenida Brasil y Rastros de Mentiras) Azteca se esmera
(y con buenos resultados) apostándole a Caminos
de Guanajuato, una producción nacional, aunque de origen hispánico: Gran Reserva una serie que Televisión Española (TVE) produjo con gran éxito durante tres
temporadas, a partir de 2010. En 2012 el formato se adaptó por primera vez a
telenovela en Chile, con el nombre de Reserva
de Familia. Y ahora,
Azteca la retoma, ubicándola en el estado de Guanajuato, con
una pareja protagónica óptima, dos actores que bien merecen encabezar el
elenco: Iliana Fox y Erik Hayser,
acompañados de actores de primerísimo nivel, como Dolores Heredia, Álvaro
Guerrero y Fabián Corres. Claro,
además de otros que en esta ocasión se encuentran ante su gran oportunidad
televisiva, luego de asumir con anterioridad, personajes intrascendentes: Alejandra Lazcano, Alberto Guerra, Claudio
Lafarga, Sylvia Sáenz, Marco Pérez y Vanessa Acosta, entre otros, por fin aprovechados como se lo
merecen.
Y es que, ahora sí, Azteca
Novelas, se nota, en vez de proseguir con el tipo de historias a las que nos
tenía acostumbrados (Un Espacio Para el Amor o el fallido intento de Así en el
Barrio Como en el Cielo, por mencionar las más recientes y actualmente en
pantalla) le dio al clavo y echó la casa por la ventana. Se nota la gran
inversión. Primero, contratando a Javier Pons Tubio,
ex directivo de TVE,
quien se luce como productor. Luego, las locaciones, la fotografía de gran
nivel, el vestuario idóneo (con una que otra excepción), muy adecuado para
gente adinerada que vive en el campo, en una región de viñedos. Y, muy en
especial (lo que más se agradece), una historia bien planeada, planteada y
desarrollada, con ritmo, acción, suspenso, sorpresas inesperadas y (¡a Dios
gracias!) sin los clásicos rellenos o paja, tanto en situaciones, como en
personajes que puedan estar de más. El libreto de Luis Felipe Ybarra, demuestra (como
no sucede con otros escritores o adaptadores) que el señor conoce la industria
vinícola, sin sacarse situaciones o diálogos de la manga, como ocurre con
tantos otros. Una trama impecable, al menos hasta ahora.
Así que estamos ante la que bien puede
ser la telenovela del año, la gran sorpresa a cargo de Azteca Novelas, para,
por fin, demostrar su Señal Con Valor.
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