RASTROS
DE MENTIRAS Y DE CASOS SIN RESOLVER
Una super producción
telenovelera en la que se notan los millones que le invirtieron, como sucede
con la mayoría de los melodramas brasileños de los últimos años. Sí, grandes
aciertos, pero también, a lo largo de la trama y, sobre todo, luego del
acelerado final, muchos baches y cabos sueltos que en el acelere de los últimos
capítulos, se quedaron en el aire.
Algo
ocurrió con esta historia que nos hace pensar que la empezaron a grabar, sin
tener bien planeado su desarrollo en forma global. Empezando porque, además de
la trama central (los conflictos e intimidades de la millonaria y poderosa
familia Khoury) fueron surgiendo
numerosas subtramas con personajes que aparecían y desaparecían en ediciones
aceleradas que nos hacen creer que, mientras se estancaban en una trama, el
escritor y su grupo de colaboradores o guionistas, inventaban cosas al vapor,
con personajes que ni venían al caso y, menos, aportaban algo interesante o de
peso en la trama central.
A
diferencia del excelente trabajo en Avenida Brasil (aunque también con
subtramas y personajes de relleno) fue notoria la gran velocidad que se le dio
a la historia en la semana final, como si estuvieran correteando a los
escritores para llegar al desenlace.
¿Aline, la gran villana, llevó a cabo su
complicada venganza, sin haber comprobado quién era el verdadero culpable de
sus desgracias? ¿El crimen de Mami
Poderosa, quedó como un secreto de familia? ¿No recibió ningún castigo? ¿A Nido nunca le pasó por la cabeza
alejarse de Aline (por mucho que le gustara la mujer) a pesar de que sabía que
era una mujer peligrosa? ¿Paloma, en
dado momento, no creyó en la fidelidad de Bruno,
a pesar de sabía que Aline era capaz de cualquier intriga? Félix, el malvado y resentido antagonista central, ¿tampoco tuvo un
castigo por sus crímenes y, en especial, por haber tirado a la basura a su
sobrina recién nacida? Y así, más situaciones en las que los libretistas
subestimaron el cerebro de sus televidentes.
Pero
viendo el lado positivo, podemos afirmar que todas las debilidades del
argumento fueron compensadas con la excelente delineación de sus personajes y,
sobre todo, con las actuaciones. Nombres como Félix, Niko, Paloma, Bruno, César
y Pilar son sólo algunos de los
personajes que iban más allá de un plano bidimensional y que se ganaron al
público de esta telenovela.
El
fuerte de los guionistas no fueron los vericuetos de la historia, sino los
encuentros emotivos entre los personajes clave. Música, dirección y libreto se
conjuntaron de una manera magistral en grandes escenas.
¿Qué
fue más importante? ¿La acelerada captura de Aline (y su castigo, al morir
electrocutada) o el diálogo del reencuentro entre Paulita con su tío Félix? ¿El
heroico rescate del bebé de Niko o sus diálogos de amor con Félix, incluyendo
el controversial beso final? ¿La boda de Pilar con su chofer o su diálogo de
perdón a Félix? ¿Las peleas entre César y su hijo o su emotiva reconciliación
(con un mínimo diálogo), los dos tomados de la mano frente a un atardecer en la
playa? Aquí sí –hay que reconocerlo– como un Gran Final de mucho peso, luego de
tantos enfrentamientos entre el hijo y el padre que lo despreció desde niño y
lo llamaba “marica”.
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