‘Quiero Amarte’ es,
seguro, uno de los
refritos más
reiterativos e incongruentes
de los últimos años.
Más aún, ahora, cuando
tales incongruencias
llegan a su máximo
esplendor.
Desde el principio, con el
abuso de los flashbacks y de las “casualidades” al por mayor, haciéndole un
homenaje a aquello de que “el mundo es un pañuelo”, se notó que Quiero Amarte pintaba para convertirse
en una mala adaptación de Imperio de
Cristal, hecha casi al aventón, con rellenos, paja al por mayor y
situaciones sacadas de la manga que, más que darle agilidad a la aburrida y
previsible trama, la hicieron repetitiva y cansada.
El colmo, lo estamos
viendo actualmente: resulta que la sufrida de Amaya (Karime Lozano) al
descubrir que la desalmada Lucrecia
(Diana Bracho) es la asesina de sus
padres y, por si fuera poco, quien intentó asesinarla, ¡busca venganza! Lo malo
es que la tal Lucrecia es la madre de Max
(Cristian de la Fuente), el amor
de su vida y, para desgracia suya, un hombre noble y honesto al que no quiere
lastimar ni poner entre la espada y la pared, precisamente por eso: ¡porque lo
ama! Por eso, dispuesta a “sacrificar su amor” y no confrontar al galán con la
loca de su madre Lucrecia (una madre es una madre), le inventa que ya no lo
quiere y, con todo el dolor de su alma, el único pretexto que se le ocurre
(como en infinidad de melodramas, o sea, nada original) es confesarle que “se
enamoró de oro hombre”, aunque no le revela de quién se trata.
Los absurdos e
incongruencias, no paran ahí: Amaya sabe también (porque es tan hábil
investigadora como Sherlock Holmes,
que César (Flavio Medina), hermano
de Max y también, hijo de Lucrecia, es igual de siniestro y peligroso que su
madre. Entonces, luego de “tronar” con el bueno y pobre de Max (uno de tantos
galanes ingenuos de las telenovelas), se deja engatusar por César y le da el
avión, según ella, para utilizarlo como elemento clave de para venganza ¡y se
casa con él! Ante el asombro de todos, incluido Max, a quien no quería lástimar, aunque ahora, ¡le dio en la madre! ¿Así o más retorcido el
caso?
Lo peor, que se trata de
una supuesta heroína valiente y calzonuda, además de brillante e inteligente,
virtudes a las que hace caso omiso. Pero, claro, ya pagará su “brillante” estrategia.
Ni cómo ayudarla. Allá ella y su mala cabeza, por culpa de las “ingeniosas”
adaptadoras, especialistas en destrozar historias originales. ¿Por qué no le
echan un vistazo, aunque sea a un solo capítulo de Avenida Brasil?: congruencia, sustentos e ingenio en la trama y las situaciones.
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