La
mayoría de las telenovelas
(sobre
todo las mexicanas),
son
tan previsibles que te adelantan
desde
el principio lo que va a suceder:
lo
mismo de lo mismo.
Pocas
con el ingenio de sorprender
al
televidente, como sería el caso
de
‘El Color de la Pasión’.
Aunque la telenovela me enganchó desde el principio,
muchas veces me ha sucedido que me equivoco en mis “predicciones”, acerca de lo
que va a suceder, porque lo que pasa es algo muy diferente a lo que pensé. Por
ejemplo, al principio (lo confieso), comenté que se trataba de una mezcla de
otras historias ya conocidas, comenzando por La Mentira, por aquello del muchacho que es asesinado (en este
caso, él se suicida) por culpa de una mujer… Y el hermano del muertito, busca
venganza. Lo malo es que confunde a la asesina y lo que hace es enamorar a una
inocente, creyéndola culpable… Pues no. En El
Color de la Pasión, le dieron la vuelta al asunto y sus escritores,
hábilmente, detonaron toda una serie de situaciones inesperadas. Y eso no es
todo: capítulo tras capítulo, salen con nuevas sorpresas. Pero sorpresas bien
sustentadas y no sacadas de la manga, como sucede con otras telenovelas. Y lo
mejor es que la creatividad y el ingenio, no se les acaba.
Caso contrario con La Gata. Aparte de ser una historia por demás conocida y ya con dos
versiones, no conforme con eso, recurre a los clichés de siempre y de tantas
otras historias. El caso más reciente: Corazón
Indomable: la muchacha harapienta que, con base a engaños y triquiñuelas de
los malos, cree que su enamorado (siempre rico, por cierto) la abandonó y acaba
por odiarlo. Y luego, por azares del destino, resulta que la harapienta (o
‘zarrapastrosa’, como siempre la llaman las villanas) resulta que tiene un
padre millonario que, finalmente, la convierte en una muchacha rica (que
aprende a cultivarse en un santiamén, o sea, de un capítulo a otro), aparte de
elegante y poderosa. Los elementos (como siempre) para buscar venganza en los
villanos y, de paso, en el inocente (y aparte, menso e ingenuo) galán.
Así que desde el principio, ya sabemos qué pasará en La Gata, cuyo principal atributo
(aparte de ser bonita, claro, aún siendo chamagosa) es que cuenta con un
vestido negro que no se quita desde que es niña y hasta que se convierte en
mujer. Un vestido “mágico” que se adapta a su cuerpo, conforme va creciendo. Y,
lo mejor (ha de ser de muy buena calidad, aunque lo haya recogido en un
basurero), siempre le queda a la medida.
Así que desde las imágenes de los créditos, ya nos
adelantaron lo que sucederá: una historia por demás trillada y, lo peor, de lo
más absurda e incongruente que, comparada, por ejemplo, con El Color de la Pasión, es un refrito
más, representante de la mediocre decadencia de la telenovela mexicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.