Aunque
se trata de historias diferentes,
el
productor y, en especial, las adaptadoras,
son
los mismos, repitiendo en ‘Quiero Amarte’,
una
villana similar a las ya habíamos visto
en ‘Cuando
me Enamoro’ y en ‘Amor Bravío’,
en
especial, en eso de “disfrazarse” a la
hora
de cometer sus crímenes.
Eso es lo malo: como los
adaptadores siempre son los mismos, su capacidad creativa se va deteriorando y,
finalmente, no les queda más que repetir lo que antes (quizás, en algún momento
de “lucidez) se les ocurrió, aunque se tratara (como siempre) de fusilarse las
ideas de otros. Ese es el problema, quizás, uno de los más graves en las
telenovelas mexicanas de los últimos años. Ya no sólo que se trate de refritos
o “nuevas versiones” de historias conocidas, cuyas primeras versiones, el público
recuerda aún, más, cuando el Canal
TLnovelas repite melodramas del pasado, como sucede actualmente con Cuando me Enamoro (de 2010), donde la
villana, Josefina (Rocío Banquells), parece ser ser el
ejemplo a seguir de Isadora (Leticia Calderón) en Amor Bravío (2012) y, ahora, en 2014,
de Lucrecia (Diana Bracho) la villana de Quiero
Amarte. Y es que las tres muestran varias similitudes. La principal y ya
muy trillada (muy al estilo de la célebre e inolvidable Catalina Creel en Cuna de
Lobos): tienen la manía de disfrazarse ridículamente, generalmente, con
lentes oscuros y la infalible peluca (según ellas, para que nadie las
reconozca) cuando se les antoja asesinar a alguien que les estorba. Así de
fácil. Así de absurdo. Por supuesto, ni siquiera con un toque de originalidad.
Lo malo (para ellas, claro) es que sus asesinatos, casi siempre, quedan en
intento fracasado. Aunque a veces –como en el caso de Josefina en Cuando me Enamoro–, le dio al blanco,
cuando mató a Rafael (Sebastián Zurita), casi al inicio de la
telenovela, como un elemento que detona gran parte del drama. O Isadora, cuando
asfixió con una almohada al pobre Padre
Anselmo (José Carlos Ruiz), sin
complicarse demasiado, “disfrazada” solamente con un rebozo, al estilo María Candelaria.
Así como Josefina e Isadora
se pasaron toda la telenovela con sus disfraces e intentando matar a gran parte
del elenco, esperemos que, ahora, a Lucrecia no le dé por lo mismo (si es que
esas son sus nefastas intenciones o las de las adaptadoras), luego de su primer
fracaso, cuando le da un balazo a la pobre de Amaya (Karime Lozano) y,
claro –como en los casos de Josefina e Isadora– la mujer sale airosa (aunque
finalmente, se la van a cachar, como también sucede siempre) y la culpa recae
en otro o en otra, un (o una) pobre inocente que por menso (o mensa) carga con
el muertito, como le sucedió a la pobre de Emma (Gabriela Goldsmith) quien, luego de ir a parar a la cárcel, como sospechosa del balazo, finalmente (para variar y no perder la costumbre) es envenenada por su propia "amiga", Lucrecia, ante el peligro de que pudiera delatarla. De nuevo (ni modo) gracias a que las adaptadoras se rompen la
cabeza a la hora de sus “ingeniosas” adaptaciones, insisto, en las tres más
recientes telenovelas que les ha tocado adaptar (o destrozar).
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