domingo, 22 de noviembre de 2015

CUADRO DE HONOR / ¿QUÉ CULPA TIENE FATMAGÜL?


EL REGRESO DE FATMAGÜL, 
CUATRO AÑOS DESPUÉS

En 2015 (hace ya cuatro años) ¿Qué Culpa Tiene Fatmagül? se estrenó en México, como la primera telenovela turca, transmitida en nuestro país, gracias al buen tino de Azteca 13, para transmitirla en su horario estelar, aunque como un simple producto emergente, cuando por primera vez decidieron no producir más telenovelas propias, luego de tantos fracasos continuos, durante años.
    Y a pesar de que Fatmagül, en ese entonces, ya había sido un suceso en otros países, Azteca, al no saber la joya que tenía en su programación, no le dio el valor ni la promoción que merecía. Si llegó a sobresalir (aunque no con los índices de audiencia que había logrado en otros lugares, como gran suceso), fue por su propia cuenta, por el alto nivel de producción, la historia misma y las excelentes actuaciones.
   Cuatro años después, Azteca vuelve a transmitirla (nuevamente sin ninguna promoción) en un canal de reciente aparición y poca cobertura. Y aún así, Fatmagül vuelve a imponerse. 
      No es precisamente una telenovela, sino una serie en dos temporadas (80 capítulos en total), vendida a más de 100 países de varios continentes, incluyendo Persia, Afganistán, Kosovo, Serbia, Grecia, Macedonia, Etiopía y Pakistán. Y como lo suponíamos, “el efecto Fatmagül” vuelve a sentirse en su repetición: ganando cada vez más adeptos: televidentes, cansados de tantos refritos e historias previsibles y llenas de paja. Porque ¿Qué Culpa Tiene Fatmagül?, para empezar, es una super producción impecable y cuidada en todos y cada uno de sus detalles. Algo que se nota desde el primer capítulo. Y, además, narra una gran historia de amor diferente, emotiva y alejada de los trillados clichés, con tintes de suspenso, mucha acción, excelente fotografía, música y, en especial, un elenco reducido de grandes actores, sin rellenos ni paja.
Y lo más importante, porque más que una verdadera joya, es una obra de arte del género. Una serie que engancha desde el principio y que se vuelve adicción. Personajes reales, de carne y hueso, sin arquetipos ni clichés, empezando por los protagonistas: una bellísima Beren Saat, actualmente, la actriz mejor cotizada en Turquía. Y, claro, su galán, el buen Kerim (este sí, un verdadero héroe) interpretado por el carismático Engin Akyürek, uno de los actores turcos más importantes y solicitados en los últimos años.
Una muestra de que, aparte de calidad, cuando se cuenta con los recursos indispensables y, sobre todo, con talento, se puede crear un producto óptimo que sirve como ejemplo para televisoras de todo el mundo. Sin duda, la mejor serie (o telenovela) al aire, que, aunque medio escondida, merece una ovación de pie y de varios minutos, precisamente por culpa de Fatmagül.


viernes, 6 de noviembre de 2015

CUADRO DE HONOR A JESSICA COCH

Amor de Barrio, aún tratándose de la combinación de dos antiguas historias (Paloma y Muchacha de Barrio) que en su tiempo fueron grandes éxitos, no cumplió con las expectativas. El motivo principal: una adaptación por demás fallida en la que los adaptadores, evidentemente, se hicieron bolas con un montón de personajes (muchos sacados de la manga y a destajo) que no cumplieron con ninguna función y que quedaron como simple paja.
Lo más grave: varios buenos actores se vieron afectados con esos personajes desdibujados y sin fuerza, como simple relleno. Sin embargo, hay que destacar, entre los contados aciertos en cuanto a actuaciones, la participación de Jessica Coch con un doble personaje que al principio sonaba de lo más interesante: Tamara, una respetable mujer rica que por las noches se ponía su peluca y se maquillaba al estilo Nina de Montenegro (la de Pasión y Poder) para, como Monalisa, escapársele al marido e irse a cabaretear a un antro, aunque, gracias a los escritores, nunca supimos para qué o por qué, cuando a esa doble personalidad se le pudo sacar más jugo, si le hubieran puesto atención y, sobre todo, apoyarla con sustentos más reales y creíbles.  
Y para colmo, a lo largo de la trama, en ocasiones parecía que se habían olvidado de los dos personajes y de la situación misma que daba para más. Transcurrieron capítulos en los que no sabíamos ni de Tamara ni de Monalisa. Ya hasta al final, se les ocurrió convertirla en asesina en serie cuando, sorpresivamente, con el original recurso de obsequiar chocolatitos con premio (envenenados) se deshacía de quienes le estorbaban, junto con Delfina, su secuaz, otro personaje desperdiciado. El “dúo diabólico” nos quedó a deber.

Así que la Coch se merece este Cuadro de Honor porque, siempre cumplidora, profesional y talentosa, aún contra la corriente y luego de enfrentar tantos absurdos que le impusieron los escritores, logró los dos mejores personajes de la telenovela, insisto, aunque no les hayan sacado jugo. Incluso, si la telenovela hubiera girado en torno a Tamara y Monalisa, explotando en verdad el potencial de la doble (aunque  inexplicable) doble personalidad, Amor de Barrio hubiera resultado otra cosa.

lunes, 2 de noviembre de 2015

CUADRO DE HONOR A ARTURO PENICHE

Hay muchas reinas de las telenovelas. Victoria Ruffo y Leticia Calderón, por ejemplo, que permanecen después de varias décadas. Pero si hablamos del Rey de las Telenovelas, yo creo que se llama Arturo Peniche, con una brillante trayectoria a lo largo de varios años. Ahora en A Que No me Dejas, como Gonzalo Murat, primero, como villano cínico y adúltero que, ante las desgracias que enfrenta, va mostrando una evolución muy humana y creíble que lo redime.

Pero muy en especial, este reconocimiento se lo otorgamos por el escenón y monólogo que se aventó, como final de capítulo del pasado miércoles, frente a los cadáveres de su hija Paulina y su yerno Adrián, recién asesinados. Drama en su más pura expresión. Tan excelente fue su trabajo que, luego de haberlo odiado durante los capítulos anteriores, no sólo le perdonamos tantas maldades, sino que le aplaudimos su magistral escena de antología, igual que otras más que ha protagonizado en la misma telenovela, nuevamente, demostrando por qué se ha ganado el calificativo de Primer Actor.