viernes, 10 de febrero de 2017

CUADRO DE HONOR / LA CANDIDATA



La diferencia se notó desde el primer capítulo, desde las primeras escenas, sin que en esta ocasión los televidentes adivináramos o supusiéramos lo que iba a suceder a lo largo de la historia. Televisa, saliéndose de sus trillados formatos, sobre todo en los últimos años, apostó por La Candidata que arrancó con un sello que de principio a fin la distinguió: la pulcritud y evidente esfuerzo de todo un equipo (producción, dirección, historia, libretos, elenco...), de entrada, por mostrar un producto diferente y de manufactura internacional, bien planeado y meticulosamente cuidado que marcó la diferencia: la historia de la telenovela mexicana antes y después de La Candidata, como ejemplo de que, con ganas e inteligencia sí se puede.
            Más allá de los (supuestos) bajos índices de audiencia (con sistemas de medición dudosos y limitados) La Candidata (ojo: desde mi muy particular punto de vista) logró el calificativo de suceso y son muchos los motivos para sustentar tal opinión, aparte de los que ya hemos mencionado. Uno de los más importantes (aparte de la calidad, repito) es el riesgo asumido por crear una historia diferente, reflejando una cruda realidad: un sistema político (y más en estos momentos) corrupto y perverso, no sólo en México; también en otros países donde La Candidata, a pesar de lo que algunos opinen, cuenta con un mercado que va a fomentar su trascendencia, como ya está sucediendo. Personajes, más que buenos o malos, simplemente reales, perfectamente delineados con sustentos bien pensados y armados, gracias al ingenio y esmero de un grupo de escritores, comandados  por  Óscar Tavernise, con la virtud, aparte, de mostrar una historia original. Y si a esto agregamos la muy atinada dirección de Eric Morales y Juan Pablo Blanco, respaldando y guiando a un espectacular elenco... Actores con talento y trayectoria comprobada, junto con nuevos valores que aquí reciben la gran oportunidad (y hasta cátedra) al alternar y ponerse al tú por tú con los consagrados, dando lugar a espectaculares duelos de actuaciones y escenas sin paja (como otro gran atributo), con libretos impecables y escenas memorables que sirvieron para mantener la tensión, lograr que nunca decayera y que capítulo tras capítulo La Candidata sorprendiera con situaciones inesperadas y nunca previsibles.
            Y claro, sin pasar por alto a la reina de la historia, a una Regina Bárcenas, espléndidamente interpretada por Silvia Navarro (ya con un merecido pase a Primera Actriz, ganado a pulso) ante su gran oportunidad y su mejor trabajo hasta ahora. Una Candidata humana, valiente, honesta, de una pieza, y hasta apetecible, con ganas de llevarla a la vida real, para votar por ella en unas próximas elecciones. Soñar no cuesta.
            Los actores justos y precisos. Todos en su esplendor y sin ponerle ningún pero a ninguno. Cada uno con su propia historia e identidad, desde los protagonistas, pasando por los actores de apoyo y hasta los secundarios y eventuales. Todos con su importancia, aportación y razón de ser. Ninguno de más o como adorno o relleno.
            Y todo a partir de una productora inteligente, con visión y evidentemente entregada a lo suyo: la señora Giselle González, a quien ya le conocíamos otros aciertos (el más reciente, Yo No Creo en los Hombres), pero hasta ahora, dando muestras de su gran potencial, al frente de este gran proyecto.

            Los factores ideales se conjugaron como nunca antes y ahí queda La Candidata, dejándonos un excelente sabor de boca, claro, a pesar aún de sus detractores a los que les pudo gustar o no la experiencia, pero sin que nadie pueda poner en entredicho el gran esfuerzo y alto nivel de esta Candidata que deja huella y que mucho extrañaremos. Así que como lo expresé desde el primer capítulo: ¡Bravo!

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