domingo, 17 de diciembre de 2017

CUADRO DE HONOR / CARLOS FERRO

EN EL MOMENTO JUSTO

Cuando llegué a verlo en varias telenovelas, algunas no muy recomendables, observé que él, a pesar de las malas historias y por consiguiente, personajes grises y muchas veces como simple relleno, contaba con un atributo especial: su simple presencia y la manera de sacar adelante ese tipo de roles, me hablaban de un actor serio y dedicado que ponía todo su esfuerzo en cada una de sus escenas. Dicen que no existen buenos o malos personajes. Más bien, buenos o malos actores. Y Carlos Ferro es de los buenos, con la peculiaridad que desde sus inicios siempre lo ha distinguido: darle un toque especial (y hasta de seriedad, diría yo) a aquellos personajes (generalmente secundarios) y, de paso, enaltecer las escenas en las que aparecía, darles un nivel. Esto, hablando de esas malas telenovelas como Dame Chocolate, Eva Luna, Mi Corazón Insiste o De Que te Quiero, te Quiero… Personajes con los que, sin embargo, a pesar de todo, él lograba imponerse, opacando en ocasiones, hasta a los mismos protagonistas. Y desde entonces, me preguntaba: ¿por qué no lo aprovechan con una oportunidad estelar?
         Afortunadamente, aunque esa oportunidad estelar no llegaba, sí llegaron mejores historias y mejores personajes, como los que tuvo a su cargo en Relaciones Peligrosas y Vuelve Temprano. Aún así, a pesar de, como siempre, imponer su pulcritud como actor, le faltaba algo. Algo más que su capacidad actoral y talento tan evidentes: el protagónico, que la revolución le hiciera justicia, que algún productor con visión lo tomara en cuenta para colocarlo donde, desde hace años, él se lo merecía, no sólo como un reconocimiento a su buen desempeño, al evidente esfuerzo que siempre lo han distinguido. También, para darle a una telenovela o serie (lo que fuera) ese toque especial que Ferro es capaz de generar.
      La productora Giselle González, fue la afortunada, la que tuvo el buen tino de colocar a Carlos no sólo en el lugar que se merece como impecable protagonista, sino también, en el tipo de historia y producción que él se merecía, con el papel adecuado que ni mandado a hacer, como un premio a sus años de lucha y superación constantes: el Santiago de Caer en Tentación. Y mejor aún, acompañado de dos de las mejores actrices mexicanas en la actualidad: Silvia Navarro y Adriana Louvier, junto con un gran elenco de primerísimo nivel, con una historia que (más allá de los tan relativos y dudosos niveles de audiencia) ha marcado un antes y un después en la historia de la telenovela mexicana.
          Dicen también que todo llega en su justo momento, ni antes ni después. Pocas veces se conjugan los elementos primordiales para un triunfo como el que Carlos Ferro está consiguiendo, colocándose en el primerísimo nivel que ya le tocaba. Ese protagónico, quizás, le pudo llegar antes, con otra historia, pero los resultados, seguro, no hubieran sido los mismos.
       Y más en este momento en el que miles de televidentes se quejan de que un reducido grupo de actores-galanes son los que acaparan los protagónicos y saltan de una telenovela a otra, cuando, en ocasiones, ni siquiera han concluido su participación en la anterior. Mejor aún para Carlos Ferro, quien vino a marcar la diferencia y lograr que su ascenso al trono resultara todavía más notable, gracias a ese Santiago tan impecable y maravillosamente humano en sus escenas y diálogos, con ese realismo, generosidad y, sobre todo, la gran personalidad que lo distingue (y que no cualquiera posee) para figurar como el gran héroe de Caer en Tentación, como la gran sorpresa del año. Más que eso, como el reconocimiento a su talento y labor de años. Dicen también que el que persevera, alcanza. ¡Bravo, señor Ferro! Y lo que le falta…


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