jueves, 3 de octubre de 2019

CUADRO DE HONOR / LA USURPADORA



EL INICIO DE UNA NUEVA ERA 
Desconozco de quién fue la idea de Fábrica de Sueños, un novedoso e inteligente concepto que, por lo visto, viene a salvar la crisis telenovelera en la que una empresa líder como Televisa, se fue hundiendo poco a poco por culpa, para empezar, de malas historias y adaptaciones y, muy en especial, por la “paja” a destajo y en forma abusiva que caracterizó a muchas de sus historias en los últimos años.

Así que, para empezar y bajo la consigna de compactar, éxitos del pasado de 120 o más capítulos, la Fábrica de Sueños viene a depurar y, al mismo tiempo, modernizar el género, eliminando, precisamente esa “paja”, rellenos y personajes inútiles que abundaban en las telenovelas.
Para muestra basta un botón. El primer intento (que se convirtió, más bien en un notable acierto) es La Usurpadora, bajo la producción, valentía y habilidad de Carmen Armendáriz, una señora con amplia y reconocida trayectoria, quien ya antes había dado muestras de su sed de innovación. Ahora, teniendo en sus manos una historia de la célebre Inés Rodena que, aunque en su anterior versión logró un notable éxito, no se escapó de la “paja” y de decenas de capítulos que en 1998 todavía funcionaban, gracias a un televidente acostumbrado a los culebrones que se estilaban en ese entonces.

Pero los tiempos cambian. Renovarse o morir. Ante la aparición (hace unos cuantos años) de plataformas como Netflix y la invasión de series y telenovelas turcas, españolas, colombianas y hasta coreanas de gran manufactura, Televisa se tardó en ponerse las pilas, hasta que se decidió: series de 25 capítulos, en lugar de aquellas telenovelas interminables y repetitivas que terminaron por aburrir al público.

La nueva versión de La Usurpadora pasó la prueba de fuego. Y la pasó bien y con honores. No sólo por la depuración a la que me refiero. También −y sobre todo− por la habilidad de la escritora Larissa Andrade y su grupo de adaptadores, tomando como base la esencia de la historia (dos gemelas, una buena y una mala, que intercambian su identidad), para crear, no precisamente una versión corregida y compacta, sino una historia diferente, aprovechando las anécdotas originales, aderezándolas y mejorándolas, para bordar una historia muy superior a la original y a sus posteriores remakes.

Con elementos vanguardistas, como el thriller, el suspenso y la acción imparable y sin desperdicio en cada capítulo, esta nueva y moderna Usurpadora, mostró desde su primer episodio, un producto de primerísimo nivel. La gran hazaña: que ese gancho inicial se fue desbordando y nunca decayó, hasta lograr capítulos redondos y adictivos, uno tras otro, de principio a fin.

Una adaptación impecable y cuidada en todos sus detalles, a la par de la producción y, por supuesto, del bien elegido elenco, comenzando con la protagonista, una siempre guapa y talentosa Sandra Echeverría en su plenitud como mujer y como actriz, a cargo de unas gemelas idénticas en apariencia, aunque desde el inicio, cada una mostró sus propias características (hasta en la en la expresión de sus ojos), logrando dos personajes opuestos y diferentes, apoyada, sin duda, por dos hábiles directores: Francisco Franco y Nelhiño Acosta, arropando también al resto del elenco: Andrés Palacios en su bien merecido salto a primer actor, pulcro y siempre correcto, igual que Arap Bethke, dando muestras, una vez más, de su versatilidad histriónica y fuerza dramática.

Resultaría muy largo mencionar al resto de los actores, cada uno luciéndose con su respectivo personaje y su desempeño, sin ponerle un solo pero a ninguno. Señoronas de la actuación como Ana Bertha Espín (por supuesto) y doña Queta Lavat, acompañadas por Daniela Schmidt, Montserrat Marañón, Juan Carlos Barreto, Germán Bracco (siempre sorpresivo), la colombiana Victoria Hernández, Juan Martín Jáuregui… Un verdadero festín de actuaciones, de personajes que se volvieron entrañables y que gracias a esta nueva Usurpadora, dejaron huella, una huella imborrable.

Así que esta Fábrica de Sueños, con La Usurpadora como carta de presentación, deja un precedente: un antes y un después en la historia de la telenovela mexicana, una nueva era que de seguir así, con historias corregidas y mejoradas, esperemos con el mismo nivel de excelencia, conseguirán (seguro) que México retorne al primerísimo nivel que logró hace 30 años en el ámbito internacional, con telenovelas como Los Ricos También Lloran, La Fiera, Rosa Salvaje, Corazón Salvaje y varias más.

Sí, demasiados halagos para La Usurpadora, pensarán sus detractores que nunca faltan en el caso de un éxito de este calibre. Halagos, a mi juicio, muy merecidos, porque en lo personal, esta Usurpadora me sacudió y me hizo regresar al antiguo hábito que muchos perdimos hace años (con excepción, quizás, de Caer en Tentación) de volvernos adictivos y esperar con ansias y pasión, cada capítulo de una historia, disfrutando sin parpadear cada una de sus escenas, cada uno de sus momentos, actuaciones tan memorables y precisas, dando por resultado una experiencia que se agradece y que se nos queda en el corazón.

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