COMO POCAS VECES
Comenzando por la bien cuidada adaptación, como punto de partida, se
perfila, sin duda, como el mejor ejemplo de que se pueden crear productos de
calidad, hechos en México.
En plena era de refritos (con excepción de algunas
telenovelas como Mentir Para Vivir, por cierto, impecable en sus libretos,
actuaciones, dirección y producción en general), muy de vez en cuando nos
topamos con una telenovela redonda (aunque, también, refrito de refrito) como Lo
que la Vida me Robó, aquí sí, digna ocupante del horario estelar del
Canal de las Estrellas. Claro (y como debe de ser) todo parte de una escritora,
reina del melodrama clásico, como Caridad
Bravo Adams, autora de la versión original, Bodas de Odio, que en
1983, con la adaptación de María Zarattini, produjo el fallecido Ernesto Alonso
y, que, luego, en 2003, tuvo su nueva versión (o remake) a cargo de Carla
Estrada.
Una vez más, se demuestra
que la estrella de una telenovela es la historia. Y en el caso de Lo
Que
la Vida me Robó, se enriquece, gracias al esmero de los adaptadores
que, al contrario de otros (que destrozan las historias originales) han bordado
la trama, con ciertas (y muy eficientes) variantes, aventándose la hazaña de
llevar una historia de época –situada, originalmente en 1910–, a la época
actual, porque no se trata simplemente de modernizar las situaciones, el
vestuario y las locaciones, sino, además, respetar la esencia y hasta darle más
brillo a la mayoría de los personajes y a las situaciones que se van dando,
logrando una versión muy superior a las anteriores. Aquí sí se advierte el
ingenio, el trabajo, el esfuerzo de esos adaptadores, del director y la
productora, Angelli Nesma, al frente de la que bien puede ser considerada
su mejor telenovela, apoyada, claro, por el equipo de producción y el impecable
elenco en el que, por mencionar sólo a sus protagonistas, hace que Angelique
Boyer y Sebastián Rulli, logren una pareja de fábula, especialmente él,
luego del fallido y débil guardaespaldas que le tocó interpretar en Amores
Verdaderos. Y por supuesto, sin hacer a un lado la espléndida labor de Luis
Roberto Guzmán, igual que la del resto del elenco.
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